Y así fue, conseguimos realizar una hermosa obra, donde se conjugaba una idea original, novedosa, de difícil ejecución y muy buen remate, con la que logramos vencer por primera vez en la Batalla de Flores.
Ya sabíamos lo que era acariciar las mieles del triunfo, ya que en tres ocasiones nos habíamos quedado a las puertas de la victoria, teniéndonos que conformar con el segundo puesto. Así que este año fue el culmen de la alegría para nosotros , por fin habíamos conseguido ganar la Batalla de Flores.
Aunque las alegrías, al menos para nuestro grupo, nunca nos han sido fáciles, y siempre ha tenido que haber algún factor que intentara “chafarnos” el día. Y claro este año no podía ser menos, así que justo antes de comenzar el desfile, la mayoría de carrocistas participantes ese año, acuerdan denunciar a nuestra segunda carroza, y dejarla descalificada, según ellos por no cumplir unos requisitos mínimos de decoro. Pasados los años, y con la perspectiva que otorga el tiempo, considero dos cuestiones a relatar, y podría ser que sí que es verdad que aquella carroza pudiera no cumplir el decoro necesario para participar en la Batalla de Flores, pero que también es verdad que casi todos los años, repito, casi todos los años anteriormente, habían desfilado carrozas con mucho menos decoro que esta que presentábamos nosotros ese año a concurso y jamás se descalifico a ninguna.
Así que ese año hicimos dos cosas por primera vez, una y más importante, alzarnos por vez primera con la victoria en la Batalla de Flores, y dos, descalificarnos nuestra segunda carroza cuando nunca se había hecho eso anteriormente a nadie.
Juzgue cada uno como quiera lo acontecido, desde luego para nosotros la cuestión esta clarísima, presentamos una gran carroza, todo el mundo veía clarísimo que la victoria ese año era nuestra, y la única forma que había de fastidiarnos, no fue otra que el descalificarnos la segunda carroza.
Desde luego, aun a pesar de todo, nadie logro reducir ni un ápice nuestra alegría, nuestra mayor ilusión era ganar la Batalla de Flores y ese año lo habíamos conseguido por fin. Lo que si consiguieron fue colaborar sin saberlo a la anécdota que aconteció y paso a relatarles.
Entre la paliza que supone siempre los últimos días de trabajo para culminar la carroza, el sobre esfuerzo que tuvimos nosotros la noche anterior donde todo fueron dificultades para cuadrar el colorido que dimos a la carroza y la flor que disponíamos, más el disgusto previo a empezar el desfile al dejar descalificada nuestra carroza pequeña, todo ello hizo que una vez comenzado el desfile yo me fuese a dar una ducha, ya que aun me había sido imposible encontrar ni 5 minutos para poder ducharme, y tal era el cansancio que arrastraba que una vez aseado, vestido y cuando me estaba calzando para volver al desfile,( al menos eso es lo último que recuerdo), me quede dormido tal y como estaba colocado. Y no fue hasta después de terminar la Batalla, que me estuvieron buscando hasta dar conmigo dormido en casa de mi suegra donde había subido a ducharme y cambiarme de ropa para volver a bajar rápido.
En resumen, que la primera vez que conseguíamos ganar la Batalla de Flores, y con toda la alegría desbordada de todos nuestros colaboradores y amigos, recogiendo el trofeo que nos acreditaba como vencedores, yo en esos precisos momentos descansaba “plácidamente” ajeno totalmente de lo que pasaba.
Aun con eso para mí fue una alegría tan inmensa, que no me importa haber sufrido esa anécdota, y es más casi que me alegro de ello, ya que al no estar yo en pista, subieron a la tribuna a recoger el trofeo mi mujer y mi hermano y se pudo plasmar en una preciosa instantánea, toda la ilusión, alegría y satisfacción que para nuestro grupo supuso ese nuestro primer premio en la Batalla de Flores.
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