Hace
ya bastante tiempo que no escribía en este blog, y la verdad es que ya sentía
ganas de retomar el mismo, aunque solo fuese puntualmente. Y estando en esas me
preguntaba yo de que tema podría hablar en este caso.
Hemos repasado desde la primera edición
que participamos, allá por el 1986, uno por uno todos los años, hasta el 2010,
año que celebramos nuestras bodas de plata en la Batalla de Flores. Cierto es
que aún nos faltan por relatar las ediciones del 2011 y 2012, las cuales las
dejaremos para más adelante, ya que considero que aún están muy recientes y la
distancia y el tiempo pasado, dota a los recuerdos de un toque de nostalgia que
los hace más añorados y queridos.
Hemos hablado así mismo de los vestidos
que hemos lucido en nuestras carrozas a lo largo de todos estos años, y
enumerado todos los premios que en este apartado hemos obtenido.
También hemos hablado y ensalzado, cómo no, a
nuestra fiesta, de su desarrollo y discurrir, del sentimiento que despierta en
todos los laredanos y de lo que ha significado y sigue significando para el
pueblo de Laredo.
Y estando en estos pensamientos me di
cuenta, que aún no había escrito nada de esos personajes, muchas veces anónimos,
y otras muchas poco reconocidos, si lo comparamos con lo mucho que aportan y el
gran peso que tienen a la hora de seguir haciendo avanzar esta maravillosa
fiesta.
Estoy hablando de los colaboradores,
de todas esas personas que sin ellos, sería imposible llevar a buen puerto la
construcción y creación de las carrozas.
Si de una cosa en nuestro grupo podemos
sentirnos orgullosos, es sin duda de que siempre, desde el primer año hasta
este último, hemos contado a nuestro lado con un gran número de colaboradores y
amigos entusiastas de la Batalla de Flores.
De hecho, podemos jactarnos de contar aún,
al día de hoy, con colaboradores que año tras año han estado a nuestro lado desde
que empezamos allá por el año 1986. Veintisiete ediciones ya a nuestro lado,
veintisiete batallas de Flores codo con codo con nosotros, disfrutando de los
éxitos, y sufriendo los fracasos, sintiendo nuestras mismas sensaciones y
viviendo con la misma ilusión e intensidad que nosotros, cada carroza
construida y cada momento vivido.
Como nos dice el Real Diccionario de la
Lengua… Colaborar : “Trabajar con
otra u otras personas en la realización de una obra”.
En
ningún momento define o cuantifica cuanta es la ayuda aportada ni necesaria
para considerarse como tal. Simplemente es aportar tu ayuda, tu mucho o poco
tiempo libre, aportar tu entusiasmo, tu trabajo, tu ilusión, aportar tus ideas,
tus conocimientos, tu experiencia.
Colaboradores son los que están contigo
desde el mismo día que empiezas la carroza como los que solo vienen la última
noche a clavar las flores.
Colaboradores son tanto los que dedican
todo su tiempo libre, así como los que vienen un rato cuando les pica el
gusanillo de la batalla.
Colaboradores son los que ayudan aportando
ideas, conocimientos o experiencia, así como los que simplemente te prestan un
vehículo, una huerta o algún artilugio muchas veces necesario.
Todos y cada uno de ellos son para
nosotros colaboradores, desde el primero al último. Todos y cada uno de ellos
merecen nuestro más sincero agradecimiento y a todos les damos las gracias de
todo corazón.
Pero también sería injusto de nuestra
parte, no hacer una mención especial, a esas no más de cuatro o cinco personas,
que día tras día, mes tras mes, año tras año, dedican prácticamente todo su
tiempo libre a ayudar a la construcción de la carroza.
A
esas cuatro o cinco personas, que trabajan durante meses en la lonja, en las
huertas, en los toldos, a esas cuatro o cinco personas que lo mismo pasan frio
durante el invierno trabajando en talleres no acondicionados para el trabajo,
como soportan días a pleno sol en el campo plantando o cuidando las flores.
Esas
cuatro o cinco personas, que al igual que yo, se desvelan por las noches cuando
oyen llover demasiado y temen por las flores, o escuchan el rugir de un fuerte
viento y sienten enorme preocupación por las carrozas ya montadas en los
toldos.
Esas cuatro o cinco personas que desde el
minuto uno, en el mes de septiembre cuando se empieza a fraguar la nueva
carroza, hasta el mismo instante, que esta, entra esplendorosa a finales de agosto
en la pista, trabaja, disfruta, ríe, se preocupa y comparte contigo todo lo
bueno o malo de cada etapa en la construcción de la misma.
A esas cuatro o cinco personas nuestro
agradecimiento especial, nuestro mayor y mejor reconocimiento a su trabajo, su
ayuda, su entusiasmo y dedicación. Y que sepan que muchas veces son para mí, la
razón y el motor que me ayuda a que cada año tenga las fuerzas necesarias para
comenzar una nueva carroza.
Muchas gracias AMIGOS.
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