Nosotros, como ya hemos repetido reiteradas veces, empezábamos la carroza de cada año con una ilusión enorme, y este año en concreto empezábamos con una mayor ilusión aun si cabe. Yo creo que todo era motivado por el hecho de que veníamos de dos años anteriores donde, uno habíamos vencido y otro nos habíamos quedado a las puertas del triunfo con dos carrozas que además de los premios conseguidos habían encandilado al publico por completo.
Dos preciosas carrozas que nos hacían sentirnos muy orgullosos y nos daban una moral enorme de cara a la edición del año que nos disponíamos a empezar.
Nadie podría haber imaginado que toda esa ilusión se iba a troncar en el mayor disgusto y decepción que nuestro grupo ha sentido en todos los años que llevamos participando en este maravilloso festejo.
La experiencia y los años me han hecho que vea las cosas con bastante objetividad en esto de la Batalla de Flores, y por consiguiente soy muy consciente de que todos los participantes derrochan una enorme ilusión y salen al concurso convencidos de que su carroza es la mejor de todas año tras año. Luego a la hora de los premios, exceptuando al que gana, los demás siempre opinan que su carroza merecía una mejor calificación final. Pero eso no deja de ser la ilusión de cada uno de nosotros y la de los componentes de los grupos que colaboran con nosotros. Cosa muy distinta es cuando todo, repito y con mayúsculas TODO el público en general, opina y califica de inmenso “desacierto”, llamémoslo así, el veredicto otorgado por el jurado.
Ese año se cometió una inmensa injusticia a la hora de calificar nuestra carroza, y es que uno de los jurados, a pesar de saber la verdad, ya que estuvo viendo como se realizaba nuestra carroza en varios momentos de la llamada noche mágica y de la misma mañana de la Batalla, aun así otorgo un cero a nuestra carroza alegando que la cara de la mujer que era la pieza principal de nuestra carroza, iba pintada en vez de ir empetalada, cuestión del todo falsa ya que él sabía , puesto que lo había estado viendo, que estaba completamente empetalada.
Catorce horas de trabajo de varias personas para realizar ese magnífico trabajo de empetalado, y digo magnífico puesto que se trabajo de tal manera que hasta se dio los tonos del rostro de la mujer, recopilando diferentes tonos de color dentro de la misma gama de flores blancas usadas para empetalarla. Tal estaba trabajada que el resultado fue espectacular y cierto es que incluso algunos carrocistas veteranos ya en la materia, se acercaron de cerca a ver el trabajo y comprobar que ciertamente estaba trabajada por entera a pétalo.
La cuestión es que debida a esa “injusticia” provocada por una persona que jamás debería haber ejercido de jurado, puesto que tenía intereses en otras carrozas y animadversión hacia nosotros, nos relego a un SEXTO puesto en la clasificación final. Algo injusto e incomprensible, ya que era una carroza con todas las cualidades para haber ganado o al menos estar entre los puestos de honor tal y como opino todo el público en general e incluso la mayoría de los propios carrocistas.
A la hora de otorgar los premios y entregar el trofeo correspondiente a cada carroza, fue monumental la pitada y los abucheos que todo el público asistente a la pista y el que observaba el desfile desde los balcones, ofrecieron al jurado como protesta e incomprensión por el premio otorgado a nuestra carroza.
Cosas como esta, desilusionan a todos los que las sufren, y de verdad que hay que tener mucha pero que mucha ilusión y mucho amor por esta fiesta para remontar un palo de estas dimensiones. Gracias que en el grupo que año tras año nos ayuda en la elaboración de nuestras carrozas, predomina la ilusión y les sobra cariño por este maravilloso festejo, y es por esto que a pesar del enorme disgusto sufrido y la inmensa desilusión por la injusticia recibida, aun con todo eso, siguieron con las ganas de volver a confeccionar hermosas carrozas los años siguientes, olvidando el disgusto y pensando solo en volver a crear Arte Floral con mayúsculas.